Archivos diarios: junio 4, 2024

El Chernóbil electoral

Los resultados de la elección del 2 de junio de 2024 solo pueden catalogarse, para la oposición, de una manera: catastróficos. Una presidenta morenista que obtiene más votos que López Obrador, llevándose dos a uno a Xóchitl Gálvez, de nueve estados en disputa, la alianza solo obtiene uno, pierde bastiones panistas y el régimen consigue la mayoría calificada que le permitiría ejecutar el Plan C, que reformaría la Constitución para hacer al Ejecutivo el jefe del resto de los poderes del país. Si constitucionalismo democrático significa que todo poder tenga límites y controles, Morena ya tiene las llaves para lograr su objetivo de destruirlo.

Si usted está decepcionado o enojado por los resultados, su reacción es normal. La alianza sufrió una verdadera debacle, causada por la ineptitud y codicia de la dirigencia de sus partidos. Xóchitl Gálvez remató la cadena de fallas opositoras con su ocurrencia de conceder la victoria a Sheinbaum, antes de hablarle a sus electores y de que se dieran los cómputos distritales. Mientras usted pasó horas formado para votar y muchos vimos una afluencia destacada en las casillas, los datos oficiales marcan una participación de apenas 60% (en Jalisco, de acuerdo al PREP, la participación local fue de apenas 52.7%). Los números no corresponden a la percepción general. Si a eso se agrega que el conteo rápido presentado por la presidenta del INE tuvo una muestra menor a las 7 mil 500 casillas que se supone debió considerar y que su anuncio se retrasó casi hasta la medianoche del 2 de junio, todo parece muy raro.

¿Hubo fraude? No hay pruebas mostradas de que se hayan alterado los cómputos en las casillas o su alimentación en el PREP, pero también es fraude desequilibrar las campañas desde la conferencia presidencial diaria y el sembrado de propaganda en las redes sociales, favorecer a la candidata oficial y desacreditar a la opositora. Como señaló hoy Pablo Hiriart: 

“Ayer se consumó el fraude dirigido por el presidente López Obrador, y la tendencia en los medios y de los comentaristas políticos es convencer a la población a aceptar, someterse y adaptarse a la regresión.
De pronto borraron la participación ilegal, reiterada, del presidente de la República en las elecciones. La escondieron. O la ignoraron por los incentivos perversos que brinda la desmemoria ante el poder de los fuertes”.

(https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/pablo-hiriart/2024/06/03/la-terrible-regresion/).

¿Debe impugnarse la elección? Sí, y no debe caerse en la idea errónea de que eso no tiene sentido porque Sheinbaum ganó 2 a 1, porque esa ventaja viene de la violación directa de los artículos 41 y 134 constitucional, de la ley electoral, de la compra de voluntades mediante las ayudas y sociales (y la consustancial amenaza de quitarlos, operada por los servidores de la nación, sujetos pagados con recursos públicos). La oficialista podría haber ganado 10 a 1, eso poco importa para efectos de una impugnación, sus votos provienen del uso indebido del presupuesto. Y si el Tribunal Electoral no hace lo que debe, ahí está la Corte Interamericana, que se exhiba el régimen y, en su caso, le ordenen a México medidas de reparación y no repetición. En breve: puedo decirle que hay que impugnar los resultados electorales y que un tribunal decente anularía muchas casillas, solo por la intervención indebida en las campañas.

Pero hagamos a un lado, por un momento, el tema de la impugnación y preguntémonos que debemos hacer y cómo puede cambiar su vida con este resultado. El escenario no es alentador: los mercados respondieron muy mal al carro casi completo de Sheinbaum y puede suceder que haya fuga de capitales. Mi consejo es que no se rinda, hay que doblar la apuesta: hable, opine, critique, proponga, actúe, proteste, usted forma parte de quince millones de electores que no están de acuerdo con la plataforma del gobierno y este le tiene que hacer caso. Uno de los múltiples errores de los normalizadores es tratar al morenismo como una opción política más y no como a un movimiento que busca instalar un régimen que pase por encima de los derechos de las minorías. En una democracia, las decisiones de las mayorías tienen como límite los derechos fundamentales de todos: esa no es la visión de López, ni de su sucesora. Y usted no tiene obligación de tolerar ese autoritarismo, que suele llamarse dictadura o tiranía de las mayorías. Los partidos que, valiéndose de las urnas, acceden al poder pero dinamitan sus controles, son enemigos de la democracia y no son tolerables.

No lo invito a la rebelión armada, quiero ser muy claro: le propongo que no tolere los abusos del poder. Si Sheinbaum cree que puede destruir el control judicial de los actos de autoridad o erradicar los órganos autónomos como el INE o el Inai, su gobierno no es leal a la democracia: si bien hay la apariencia de que recibió un amplio mandato popular, su gobierno no deja de ser uno ordinario y, si pretende reformar la Constitución, no puede disminuir derechos, so pena de que los tribunales internacionales condenen su actuación. Quizá al morenismo no le importe hacer de México un paria de la comunidad internacional, como Cuba o Venezuela, pero sí les interesa el dinero y ese no suele quedarse en dictaduras bananeras, salvo cuando las inversiones tienen agendas corruptas. Los mayores impuestos vienen de los grandes negocios y ellos huyen de países violentos y sin Estado de Derecho, dos características que se han agravado durante el obradorato y que solo pueden empeorar si se pone en marcha el Plan C, tanto en su versión original como en la disminuida que controla a la Corte Suprema y los tribunales.

Quizá se pregunte si vale la pena seguir luchando, luego de que más de 33 millones de sus compatriotas votaron por un gobierno incapaz, demagogo y corrupto, como el que ofrece Morena. Fueron casi 6 de cada 10 electores los que votaron a favor de la candidata a la que se le derrumban las escuelas, se le cae el metro y se le contamina el agua. Si Sheinbaum gobernó tan mal la Ciudad de México, ¿por qué tanta gente votó por ella? Resulta bastante obvio que las ayudas sociales son el motivo de esas predilecciones. Lo fácil es ver a esos electores como enemigos y asumir que se merecen todo lo malo que puede traer el Plan C. Tal vez considera que lo mejor es irse de este país, porque su gente no tiene remedio. Pero eso es un error, en México siempre ha habido (y habrá) gente que prefiere a los malos políticos. Nuestro trabajo, como ciudadanos libres, es primeramente evitar que las malas decisiones de las mayorías atropellen nuestros derechos. En segundo lugar, nuestra labor es lograr que la sociedad en su conjunto no se perjudique como resultado de los criterios equivocados: para alcanzar estas dos finalidades, es indispensable no odiar a esa mayoría, sino convencerla de que está actuando en contra de su propio beneficio (aunque crea que una ayuda bimestral sea mejor que tener buenos hospitales y servicios públicos). Si amamos a este país, no podemos dejar que se vaya al abismo, por más que 30 millones sigan empujándolo hacia a ese destino.

No le voy a negar que migrar es la opción más rápida para desembarazarse de estas complicaciones gubernativas, pero no deberíamos estar obligados a irnos de México, solo porque una mayoría estima que nuestros valores e idea del mundo deben ser exterminados. En suma, no tenemos a un gobierno para que nos proteja (cuando ese es su trabajo), pero seguimos teniendo la inteligencia y voluntad para seguir adelante… e impedir que el gobierno o sus seguidores destruyan nuestros derechos y libertades.

Usted no va dejar de defender sus derechos porque López es un aprendiz de autócrata y su discípula tiene metas similares. Anímese, lo único que cambió es que tendremos que defender con mayor intensidad la vida, verdad y libertad que el régimen nos ha violentado.

Hoy es el primer día de la batalla por la libertad: convirtamos este Chernóbil electoral en un jardín de flores. Se puede y se debe.